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Emiliano y la urgente necesidad de atender a niños sobresalientes

Para las familias con integrantes que destacan por su alto cociente intelectual, encontrar caminos para potenciar su desarrollo integral representa un gran desafío. En México, este tema es una tarea pendiente.

Sus ojos expresivos reflejan su entusiasmo por profundizar en la física cuántica, lógica y matemáticas, pero Emiliano no pierde oportunidad de aclarar que nunca se ha sentido especial ni diferente. Lo hace porque fue diagnosticado con una aptitud sobresaliente, al cumplir tres criterios: alta creatividad, un cociente intelectual superior a 130 y un rendimiento académico por encima de la media.

A sus 8 años, Emiliano cursa el tercer año de primaria. A pesar de su corta edad, ya tuvo la oportunidad de visitar las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), acompañado de sus padres, Roberto Carlos Moreno y Velia Alfaro.

Su asesora, Jessica Berenice Flores Mendoza, doctora en Psicología Social y Ambiental por la UNAM, maestra en Rehabilitación Neurológica Pediátrica por la UAM Xochimilco y especialista en Terapia Cognitivo Conductual Infantil, ha sido un pilar fundamental en el acompañamiento de esta familia lagunera, orientándolos sobre la mejor manera de apoyar el desarrollo integral de Emiliano.

Destaca de inmediato por su léxico y concentración, con un vocabulario fluido sobre agujeros negros, esas regiones del espacio descritas en las ecuaciones de Albert Einstein. No puede precisar desde cuándo comenzó a interesarse por ellos ni cuándo dejará de pensarlos. Pero hay algo claro: su fascinación por el tema no tiene un punto de inicio ni final definido.

Su sonrisa revela a un niño alegre y lleno de energía, pero su pensamiento esquemático pone de manifiesto sus capacidades extraordinarias. Con una simple servilleta de papel intenta explicar el funcionamiento del universo y los planteamientos científicos sobre la posibilidad de viajar en el tiempo.

Emiliano tiene una teoría sobre los agujeros negros que presentó a investigadores de la UNAM. Para aprender más, dice, es necesario estudiar física, física cuántica, matemáticas y otras materias, hasta crear naves que puedan soportar estiramiento.

“Un portal es como un arco de metal y adentro está un agujero negro canalizado, concentrado, que está bajo control y en otro lado hay otro agujero pero es blanco y también controlado. El agujero negro como muchos dicen te jala, y el blanco te expulsa. Cuando pasa por uno sale por el otro y es un viaje entre el espacio tiempo, pero pienso que no debe estar obstruido al estar otro agujero...”, esas ideas son parte de sus conversaciones, mismas que ya expresó ante expertos de la UNAM quienes lograron un entendimiento con Emiliano y valoraron la lógica de sus planteamientos.

En su tiempo libre le gusta jugar videojuegos y armar legos porque puede crear prácticamente lo que quiere hacer de grande, pero ahora minimizado.

Le gusta jugar con sus amigos, aunque a veces le resulta un poco difícil la convivencia con niños de su edad. Por ejemplo, disfruta de los juegos electrónicos de tipo que suelen ser de interés para adultos. A pesar de ello, para él, pasar tiempo con pequeños de su edad siempre resulta muy divertido.

Espacio familiar

“Antes de los 10 meses, él habló”, recuerda su mamá, quien menciona que hubo momentos significativos que advirtieron sus capacidades, como cuando comenzó a contar antes que sus compañeros de preescolar. Lo mismo sucedió con la identificación de colores, algo que los maestros destacaban.

“A los dos años empezamos a trabajar con él un método de lectura global, y así comenzó a leer”, recuerda su papá tras señalar que cuando entró al jardín de niños, las maestras les dijeron que ya sabía cosas que sus compañeritos no conocían.

Emiliano es hijo de Roberto Carlos Moreno Pérez, maestro de primaria, y de Velia Alfaro López, directora de una escuela primaria y miembro académico en una universidad. Al ser hijo único, la pareja no contaba con referencias previas de crianza, lo que los llevó a asumir que el desarrollo que iba alcanzando su hijo correspondía al promedio.

Por su parte, su papá comenta: “Desde pequeño comprendía indicaciones con facilidad. Nosotros no teníamos otro referente y creíamos que era normal, pero, poco a poco, su creatividad se hizo más evidente. Inventa cosas, desarrolla planes para construir mecanismos y tiene un vocabulario más amplio que el promedio”.

Alfaro López comenta que estaban por iniciar un proceso más formal con Emiliano cuando llegó la pandemia. Más adelante, en una conversación casual con la doctora Jessica, mencionó a su hijo, resaltando su interés por las matemáticas, su facilidad para memorizar y su capacidad para comprender conceptos avanzados. Esto motivó al equipo de colegas a realizarle una prueba para evaluar sus capacidades.

“Como mamá, ha sido un desafío desde el punto emocional; ha sido como una montaña rusa”, admite Velia. “Comprendimos que él percibía las diferencias en su entorno, y aunque eso es positivo, también implica un gran compromiso”.

Roberto Carlos, su papá, confiesa: “No siento miedo, pero sí incertidumbre. Nos abruma pensar en todas las posibilidades. Hemos conocido casos de niños que fueron identificados por universidades y se los llevaron a otros países a desarrollar su talento”. Sin embargo, Velia se sincera: “A su papá no le da miedo; a mí, sí”.

La familia señala que hay pocos especialistas y recursos enfocados en detectar y apoyar a niños con capacidades sobresalientes, especialmente fuera de metrópolis como la Ciudad de México. “En este proceso descubrimos que en La Laguna existe una Escuela de Talentos, donde Emiliano comenzó clases el 20 de enero. Aunque hay instancias disponibles, su desconocimiento y la falta de información dificultan la detección y el seguimiento”, explica Moreno Pérez.

Ambos padres coinciden en que su mayor interés es que Emiliano se desenvuelva en lo que realmente le apasiona, disfrutando de la vida. “Queremos que se conozca a sí mismo, que identifique sus áreas de oportunidad y fortalezas, pero, sobre todo, que sea feliz. Ahora nuestro objetivo es potenciar sus habilidades porque a él le gusta aprender y disfrutar el proceso”.

Como familia, tienen interés en que otras personas también decidan apoyar a sus hijos e hijas con aptitudes sobresalientes y descubran que es posible desarrollar su potencial, aunque el camino no sea tan fácil.

Roberto Carlos hace un llamado a las instituciones educativas, ya que dice que cada niño tiene necesidades y características diferentes, “necesitan otro tipo de atención. Muchas veces como ya dominan los temas suelen ser rezagados, no de forma discriminatoria, sino que no se les presta la atención necesaria. Lo ideal sería retarlos un poco más, pero las escuelas aún siendo privadas, no lo hacen”, concluye.

Jessica Berenice Flores Mendoza, doctora en Psicología Social y Ambiental por la UNAM. (Manuel Guadarrama)
Jessica Berenice Flores Mendoza, doctora en Psicología Social y Ambiental por la UNAM. (Manuel Guadarrama)

Potencial para generar conocimientos y un mejor mundo

“El caso de Emiliano me llamó profundamente la atención, ya que, a diferencia de otros niños que he evaluado, cuyos errores suelen ser acordes a su edad, él presentó únicamente un error en toda la prueba. Además, respondió reactivos superiores a su nivel de desarrollo con tranquilidad y finalizó el test en una hora y media, a pesar de estar programado para dos horas”, detalla Jessica Berenice Flores Mendoza, doctora en Psicología Social y Ambiental por la UNAM.

Con una maestría en Rehabilitación Neurológica Pediátrica por la UAM Xochimilco, y quien se ha especializado en Terapia Cognitivo Conductual Infantil y es licenciada en Psicología Clínica por la UNAM, precisa que en la Escala de Inteligencia de Wechsler, que evalúa creatividad, rendimiento académico e inteligencia, se confirmó el diagnóstico de Emiliano.

Su resultado fue un cociente intelectual de 157, muy por encima del promedio y superior al umbral de 130 que define capacidades sobresalientes.

Admite que en México son pocos los casos de niños con aptitudes sobresalientes que reciben un seguimiento oportuno. En la UNAM existen diferentes centros especializados que brindan la intervención necesaria para desarrollar su potencial. Por esta razón, decidió acompañar a Emiliano y su familia dirigiéndolos hacia la UNAM, donde se cuenta con programas específicos al tema.

En este contexto, Emiliano tuvo la oportunidad de entrevistarse con el investigador Christopher Stephens del Departamento de Gravitación y Teoría de Campos de la UNAM. Durante su conversación, expuso sus ideas sobre teorías de gravitones, las cuales fueron validadas por Stephens, quien reconoció la lógica detrás de sus planteamientos.

Además, asistió a un grupo especial de niños con características similares, marcando el inicio de un proceso formal de intervención y desarrollo. La UNAM realizó una entrevista con Emiliano, la cual será publicada próximamente en la Gaceta de esta universidad.

La especialista subraya: “En México, estimo hay muchos más niños con aptitudes sobresalientes, pero en muchos casos no se llega al diagnóstico. Incluso cuando se identifica, algunos padres temen continuar con el proceso por falta de información sobre el seguimiento. Sin embargo, si se les apoya, tienen potencial de convertirse en grandes artistas, científicos o generadores de conocimiento, no solo para México, sino para el mundo. Sus cerebros son más sensibles y receptivos, les permite crear e innovar de manera excepcional”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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