El escritor peruano Mario Vargas Llosa falleció ayer en Perú a los 89 años de edad e hizo de España su segunda patria, concretamente Madrid, donde vivió durante algunos años y, según confesó, en donde decidió ser escritor.
Fue en el año 1958 cuando el escritor vivió por primera vez en España. Había obtenido una beca para asistir a los cursos de doctorado de la Universidad Complutense de Madrid. Entonces se encontró con una ciudad en la que todavía era posible seguir por las calles las trayectorias de las novelas de Pío Baroja e incluso de Benito Pérez Galdós.

Después vivió en París, Londres y Barcelona. Más tarde regresó a Madrid y desde el año 1994 es miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Para Vargas Llosa sus días en Madrid comenzaban muy cerca de la Puerta del Sol, el kilómetro cero de la ciudad, donde aún está su departamento. A primera hora de la mañana -contaba- daba un paseo hasta el Templo de Debod, en el Parque del Oeste, desde donde se observa una de las perspectivas más amplias de la sierra de Guadarrama.
El día a día de Vargas Llosa eran sus paseos por las calles del centro de Madrid: cafeterías con veladores de mármol, librerías exquisitas, restaurantes españoles y peruanos.
“Creo que he pasado a ser un madrileño más, algo que en Madrid es posible. Uno de los grandes encantos de Madrid es que es la ciudad de todos”, declaró en una entrevista que le realizó el propio Ayuntamiento de Madrid.
Entre los distintos escenarios que recorrió, uno tuvo especial significado para el último premio Nobel de literatura: en la esquina de la calle Doctor Castelo con Menéndez Pelayo, al lado de la pensión donde vivió en 1958 -cuando vino a estudiar a la Universidad Complutense-, estaba el bar Jute.
Sobre sus mesas escribió la primera versión de su primera novela: La ciudad y los perros, que le convirtió en uno de los autores más conocidos del boom latinoamericano en todo el mundo. Según recordaba en un artículo del diario El País, dos días después de saber que la Academia Sueca le concedería el premio, fue en algún momento de agosto de 1958, en Madrid, cuando decidió que no sería abogado sino escritor.
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Su refugio en Madrid
En Madrid, encontró un lugar que encarnaba ese refugio: su hogar en el histórico barrio de los Austrias, donde antes de volver a Perú se le pudo ver caminando acompañado de su cuidador, ya con una salud muy deteriorada.
Fue en 2002 cuando el autor de 'La ciudad y los perros' adquirió una propiedad en una de las zonas más históricas y codiciadas de Madrid. Ubicado a escasos metros del Palacio Real, el departamento se ubica en un edificio de finales del siglo XIX que conserva todo el carácter y el esplendor del viejo Madrid.
Allí, Vargas Llosa no sólo vivió, también escribió, pensó, y custodió su amplia biblioteca personal: un espacio que fue tanto vivienda como taller creativo.
Desde su con una vista privilegiada de los tejados de la ciudad, muy cercano a la Plaza Mayor y el Monasterio de las Descalzas Reales, el escritor podía ver la ebullición diaria en las calles del centro de la capital de España.
Durante los años en los que mantuvo una relación con la llamada “reina de la prensa del corazón” Isabel Preysler, Vargas Llosa dejó temporalmente este domicilio para trasladarse a la residencia de la ex esposa de Julio Iglesias.
Sin embargo, tras la ruptura, en 2022, el autor regresó a su departamento del centro, que se convirtió en símbolo de estabilidad y reencuentro con su rutina más íntima.
Ya de vuelta a Perú, el escritor en sus viajes a Europa siempre pidió a su familia pasar, aunque fuera una noche, en su refugio de Madrid.
A pesar de que en los últimos años protagonizó más titulares en la “prensa del corazón” en España por su mediática relación sentimental con Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa dedicó mucho de su tiempo a trabajar en su fundación ultraconservadora, animando a los políticos de derechas y a criticar al Gobierno de Pedro Sánchez por pactar con partidos políticos independentistas catalanes y Podemos, al que llamaba “extrema izquierda”.
KVS