Desde que Donald Trump impuso aranceles del 145 por ciento a las importaciones chinas, Andy Wang se encuentra en compras de pánico de suministros, desde vino de arroz hasta envases de plástico, para su restaurante en el Barrio Chino de Nueva York.
Wang dice que los aumentos de precios que se esperan para los productos chinos podrían llevar a la quiebra al restaurante Taiwan Pork Chop House que fundó hace 26 años y obligarlo a un retiro anticipado.
“Tengo que abastecer el inventario para mantener estables los costos operativos el mayor tiempo posible”, dijo en una entrevista en el sótano de su restaurante, rodeado de excedente de inventarios. “Todo lo que ven aquí, incluidos algunos ingredientes, proviene de China, y EUno tiene sustituto o tiene uno muy caro”.
Wang se encuentra entre los miles de pequeños negocios chino-estadunidenses de Nueva York que tienen dificultades para hacer frente a la peor guerra comercial entre EU y China de la historia, mientras Washington y Beijing muestran poca flexibilidad para llegar a un acuerdo.
Los agresivos aumentos de aranceles de Trump asestaron un duro golpe a la comunidad que depende de los productos chinos para subsistir.
El impacto económico es peor que el que sufrió Chinatown luego del 11 de septiembre, cuando el tráfico de clientes desapareció durante varios meses, de acuerdo el grupo de defensa de Nueva York, Chinatown Partnership.
“Los aranceles tendrán un impacto duradero y devastador en la comunidad chino-estadunidense”, dijo el director ejecutivo, Wellington Chen.
Nueva York, con la mayor población china entre las ciudades de EU, importa más productos de China que de cualquier otro lugar, con la excepción de Suiza y Australia.
Los minoristas y las empresas de catering chino-estadunidenses dependen en gran medida de proveedores de todo el mundo para abastecer sus estanterías y equipar sus cocinas.
“El precio que cobro es asequible, pero aun así puedo obtener utilidades al abastecerme de China”, dice Wang, que vende chuletas de cerdo con arroz por 8.75 dólares, un precio barato para los estándares de Nueva York.
Ese modelo de negocio podría desmoronarse si los aumentos de aranceles de Trump impulsan el incremento de los precios de los productos producidos en China.
Los empresarios chinos dijeron que apenas podrían trasladar los aumentos de costos a los clientes sensibles a los precios sin que las ventas se cayeran.
“Nuestros clientes no pueden aceptar precios que suban de 100 a 200 dólares en tan poco tiempo”, dijo Wu Jianxi, gerente general del supermercado C&A en Flushing, un barrio neoyorquino conocido por su comunidad china. “Van a tener que recortar gastos”.
Tres mayoristas de alimentos de la ciudad de Nueva York dijeron que sus transacciones con proveedores chinos se desplomaron desde que Washington impuso el último arancel a Beijing. Deng Long, propietario de Strong America Ltd, una empresa comercializadora con sede en Nueva York, explicó que sus socios chinos dejaron de aceptar nuevos pedidos, ya que las perspectivas de la guerra arancelaria seguían siendo inciertas.
“China parece estar lista para desvincularse de EU”, dijo Deng, añadiendo que sus proveedores chinos mostraron poco interés en compartir la carga arancelaria.
Los compradores estadunidenses también retiraron pedidos. Hei Chan, gerente de New Kam Man LLC en el barrio chino de Nueva York, solicitó la semana pasada a sus socios chinos y de Hong Kong que cancelaran los envíos de hongos secos por valor de más de un millón de dólares hasta que se “resuelvan” las disputas arancelarias.
La caída de las importaciones condujo a bajos inventarios entre los mayoristas, lo que llevó a algunos a cobrar precios más altos o a racionar las ventas. Deng, de Strong America, anunció que planea aumentar los precios un 50 por ciento la próxima semana, después de un aumento del 10 por ciento esta semana.
“Con un arancel del 145 por ciento, les daré productos chinos gratis si los vendo al precio original”, dijo Deng en su almacén de Long Island City, donde el inventario disminuye rápidamente.
Otros mayoristas comenzaron a establecer cuotas máximas de venta para los compradores que se apresuran a abastecerse. Wang, de Taiwan Pork Chop House, comentó que solamente pudo comprar una caja de tazones para microondas el lunes, después de que hizo un pedido de seis.
“Esto es realmente lamentable”, dijo. “Todos están acaparando”.
El aumento de los precios mayoristas empieza a extenderse al comercio minorista. Seis supermercados chinos en Chinatown y Flushing informaron al Financial Times que, desde el último aumento de los aranceles, se incrementaron los precios de los productos fabricados en China, desde galletas de arroz hasta especias, entre un 10 y un 50 por ciento.
Se prevén más aumentos de precios, ya que la mayoría de los empresarios chinos esperan que el inventario que compraron antes del aumento de los aranceles se agote en dos meses.
Wu, de C&A Supermarket, dijo que los precios de los productos chinos podrían dispararse el próximo mes, cuando el mercado empiece a depender de las importaciones sujetas a aranceles más altos.
“No podemos vivir con un arancel del 145 por ciento ni un solo día”, declaró.