Cultura

Maíz para el pan

A media mañana hicieron su arribo los juegos mecánicos y puestos para la feria de Semana Santa. Daniel contempló, por cerca de una hora, como se iban instalando los carritos chocones, los avioncitos y el puesto de pan. Paso a paso narró a su madre el color de las lonas, el número de estructuras metálicas y hasta cuantos avioncitos llevaba una de las atracciones. Por la tarde, después de todo el ruido y tumulto, su mamá lo llevó por un pan de feria. Una vez frente al puesto le llamó la atención un pan menos colorido, con un aspecto seco, pero que sin duda alguna encantó a su vista y paladar, al momento de dirigir su índice para solicitarlo, su mamá le respondió le manera desdeñosa que ese era pan de maíz, y que solo lo comían los pobres. El pequeño regresó a casa con un pan de sabor común y sin haber probado el que en realidad fue de su antojo.

La panificación y nuestro país tiene una historia bastante peculiar, desde la llegada de productos europeos, a principios del siglo XVI, la fusión culinaria marcó un antes y un después en la alimentación americana. La harina de trigo, salvadora de las civilizaciones antiguas, tomó el lugar que en el resto del mundo le concedía, la base de la nutrición humana. Se dice que, en un principio, América produjo harinas de mala calidad, por la falta de molinos de viento o la poca accesibilidad de mulas o yeguas para hacer funcionar los trituradores de piedra.

Sin embargo, una vez establecida la tecnología adecuada para este fin, la panificación se instauró como una estrategia tanto alimentaria como evangelizadora. Con base en el libro La lenta emergencia de la comida mexicana, del historiador José Luís Juárez López, para el siglo XVIII el pan era consumido en presentaciones como: pan floreado, pan común, pambazo y semitas, estos últimos de menor calidad.

A esta gama de panes se suma uno poco conocido, la borona. En la investigación de Juárez López, se hace mención del sacerdote José Antonio Alzate, quien, tras realizar una investigación entre la población de la Nueva España, descubre que gran parte del pueblo no podía costear la compra de pan, por lo que lo sustituía con tortillas. Razón por la cual propone la implementación de la borona o borono, un pan con miga compacta, esto debido a que el maíz tiene una alta cantidad de almidón, por lo que la masa no logra desarrollar gluten suficiente para esponjar, tal como sucede a las tortillas y los tamales que, al no tener manteca no logran mantener porosidad. Sin embargo, poco éxito tuvo en su implementación, y no por ser de mala calidad, sino porque las propios esferas de poder, desde hacendados, señores y principales, no querían dar una imagen de carestía entre ellos, preferían que los indígenas mantuvieran su alimentación tradicional, antes que promover alimentos, para ellos, devaluados socialmente. 


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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