Entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2025, un total de 125 policías fueron asesinados en México, de acuerdo con el informe más reciente de la organización Causa en Común.
Del total, 114 eran hombres y 11 mujeres, y la mayoría pertenecía a corporaciones municipales, que continúan siendo las más vulnerables frente a la violencia y el crimen organizado.
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Según el registro, 89 de los policías asesinados eran municipales, 28 estatales y 8 federales. La entidad que encabeza la lista nacional es Guanajuato, con 17 homicidios registrados durante el primer trimestre del año; sin embargo, tras los hechos ocurridos el pasado domingo 13 de abril, la cifra se elevó a 18 elementos caídos en lo que va de 2025.
Ese domingo, en un lapso de menos de dos horas, se registraron tres ataques armados contra elementos de seguridad en distintos puntos del estado. En el municipio de Pénjamo, un policía fue asesinado mientras patrullaba, convirtiéndose en el caso más reciente que se suma a la estadística. En León, otro elemento de la Policía Municipal resultó herido tras ser blanco de una agresión armada.
Además, ese mismo día, hombres armados dispararon contra policías municipales que realizaban labores de patrullaje en la colonia Balcones de la Joya, también en León. En este hecho no se reportaron heridos, daños materiales ni personas detenidas, aunque generó movilización policial y alarma entre vecinos de la zona.
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A nivel nacional, el segundo estado con más policías asesinados es Sinaloa, con 16 casos. Le siguen Guerrero y Michoacán, con 10 homicidios cada uno. En Tabasco, Jalisco y el Estado de México, se documentaron ocho casos por entidad.
La organización Causa en Común ha denunciado que muchos de estos crímenes se cometen en contextos vinculados al crimen organizado, y ha señalado las deficientes condiciones laborales, la falta de equipo, y la ausencia de protocolos de protección como factores que aumentan el riesgo para los elementos policiacos.
Mientras tanto, la violencia continúa golpeando a las corporaciones, especialmente en estados como Guanajuato, donde los ataques se han vuelto recurrentes y donde los elementos de seguridad enfrentan diariamente una lucha desigual para proteger a los guanajuatenses.
