Ni regateo ni mezquindad. Nuestra Presidenta ha manejado muy bien una relación imposible. Intratable dirían los matemáticos sobre las ecuaciones que no pueden resolverse. Intente despejar esta incógnita: Estados Unidos compra 60 por ciento de todo lo que se fabrica en el mundo, justo de lo que nosotros vivimos, pero Trump ya no quiere comprar fuera de su país. ¿Qué hacemos? Una relación intratable, al tiempo de imprescindible. A pesar de ello, nuestra mandataria lo ha hecho mejor de lo que el propio Trump hubiera imaginado y, tal vez sin darse cuenta, ha llegado más allá de lo que ella misma hubiera deseado. La Presidenta no podía hacer menos y ha terminado por hacer de más.
Empiezo por lo evidente. Al instante de ajustarse la banda, nuestra mandataria sabía que el país no había crecido, no tenía dinero y estaba en el nivel de endeudamiento más alto de su historia. En esas circunstancias, cumplir los programas sociales, fundamento de la estrategia política de Morena, se veía cuesta arriba. Frente a esos grandes retos es que se empezó a gestar el Plan México.
El plan está bien diseñado, piensa en el desarrollo económico, privilegia lo hecho en México y busca acelerar los factores que ponen en movimiento al país. Sin embargo, tiene varios problemas. El primero, es uno que se llama Plan Estados Unidos. Es decir, nuestro socio tiene su propio plan que no necesariamente armoniza con el nuestro y además compite por las mismas inversiones que nosotros queremos. Aún más, empezar ahora a hacernos presentes llega tarde en un mundo donde existen otros problemas: el Plan Corea, el Plan Vietnam, el Plan India y muchos otros desde hace décadas y ya ni para qué hablamos del Plan China. Igual hay que hacerlo pero, como siempre, somos de los últimos en entrar al salón con la tarea sin empezar.
Lo siguiente es aún más complejo. En la carta que nuestra mandataria le mandó a Trump después de su primera imposición de aranceles, nuestra Presidenta escribió: “Desde que dio inicio el gobierno que represento, el primero de octubre de 2024, hemos trabajado y dado resultados en materia de seguridad” … las propias cifras de Estados Unidos muestran que las incautaciones de fentanilo se redujeron en 50 por ciento. Más de un millón de pastillas de fentanilo, aseguramiento de armas, desmantelamiento de laboratorios, incautación histórica de cocaína, detención de casi 14 mil delincuentes y la entrega a Estados Unidos de 29 delincuentes del narco. Todo lo cual ha logrado una reducción de 15 por ciento en homicidios.
Y aquí es donde se va de largo y derrapa. Por eso —dice—, no se justifican las decisiones de Trump. Pero sí, sí se justifican. Todos los logros corresponden a los últimos cinco meses, al gobierno de la Presidenta, quiere decir que antes no se había logrado nada destacable. Que el gobierno anterior no logró o no quiso hacer nada. Evidencia el fracaso del gobierno que la precedió y aún defiende. Viéndolo así, Trump tiene razón de no estar satisfecho con una 4T que apenas va en la superficie del deterioro.
Una derrapada adicional. Si nuestra Presidenta puede hacer esto en cinco meses, nos mintieron. No necesitaban seis años para empezar a cambiar.
Con lo cual viene el último resbalón: la Presidenta no está haciendo el segundo piso, recién empieza con los cimientos.