Lo más común en la política –y en la vida– es perder. Simplemente por estadística, varios compiten para ciertos puestos y solo queda uno. Si algo tienen que aprender quienes entran a la función pública, especialmente a los puestos de elección popular, es a manejar la derrota. Sobre todo al ver la ganancia que ella puede traer, para darle la vuelta y seguir.
Ya nos lo han dicho las religiones, estudios de psicología y sabiduría en general; en las pérdidas está el mayor aprendizaje, en esos momentos de dificultad donde cuestionamos todo y sale lo mejor o peor del ser humano. “Solo cuando es suficientemente oscuro se pueden ver las estrellas”, compartió la candidata presidencial demócrata Kamala Harris tras perder las elecciones de EU, en un discurso frente a un grupo de seguidores en la Universidad de Howard. Llamó la atención su sonrisa habitual; se le notaba emocional, pero se contuvo y logró transmitir firmeza y claridad en su mensaje.
Puedo decir por su discurso que su manera de enfrentar la derrota fue excepcional. Algunos dirán que solo hizo su trabajo, pues se dedican a eso, pero el mensaje fue más allá de la esencia de las elecciones. Kamala dio una lección de humildad y fortaleza. Supo comunicar con emociones que elevan y con hechos que la respaldan, no de odio ni con división.
Se dice que en la forma está el fondo y que con el lenguaje creamos la realidad. Kamala usó palabras inusuales en sus discursos oficiales, pero relevantes en la vida cotidiana. Habló de gratitud, amor y de un corazón lleno de resolución, transmitiendo esperanza a sus votantes. Confirmó su apoyo al presidente electo y aceptó el resultado con un mensaje claro hacia Trump: “Un principio fundamental de la democracia en Estados Unidos es aceptar que se perdió”.
Mi lectura de los resultados de la elección es que EU no está listo para una mujer que representa el cambio. La presidencia de Barack Obama fue circunstancial. Los americanos, por el momento, prefieren lo seguro, lo conocido; al hombre blanco poderoso, aunque sea violento, amenace y haya violado la ley. La esperanza por políticos coherentes sigue: “Cuando luchamos, ganamos”. En eso espero siga la que ha sido fiscal, senadora, vicepresidenta y candidata presidencial; seguir aportando ya es ganancia, independientemente de los resultados.
