Huasca de Ocampo fue el primer sitio en México declarado como Pueblo Mágico y tiene mucho por ofrecer a los visitantes que tienen la oportunidad de venir a este maravilloso lugar.
En este municipio es obligado visitar los Prismas Basálticos, el Bosque de las Truchas, la Hacienda de Santa María Regla, la Iglesia de San Juan Bautista y la Presa San Antonio, sitios donde se puede practicar senderismo, paseos a caballo y tirolesa.
Pero si algo resalta acá son los duendes, no por nada cuentan con un museo exclusivo y único en México; además, hay quienes se han apropiado de estos personajes para hacer negocio, interactuar con el turismo y promover los atractivos de la zona.
El valor del personaje
Por las tardes, en la plaza central de Huasca, frente a la iglesia de San Juan y a un costado del paradero del transporte público, es imposible no encontrarse con un par de personajes que se audenominan “gnomos” y que dan la bienvenida a los visitantes, a quienes esperan sentados en la fuente central los viernes, sábados, domingos y días festivos, desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la noche.
Son dos jóvenes originarios de esta demarcación que se resisten a proporcionar su nombre pero que acceden a platicar con MILENIO sobre su trabajo. Ella tiene 21 años y él 28, se disfrazan como esos míticos seres y, a cambio de 10 pesos, acceden a tomarse una foto con quien así lo desee.
Dicen que han recibido a turistas de diversas partes de México y del mundo, en particular norteamericanos, aunque son los asiáticos, coreanos quienes más se sorprenden con sus disfraces. Ellos les cuentan historias sobre duendes a los visitantes y les invitan a recorrer otros atractivos del municipio y otros pueblos mágicos.
“Algunos se asustan, pero siempre terminan tomándose la foto”, afirman.
Eduardo Aguilar, de 25 años, también se disfraza.
Él dice que son cinco personas en total quienes se dedican a esta actividad en la cabecera municipal. Lo hace de viernes a domingo y también cobra 10 pesos. Les platica historias a los turistas y dice que se ha tomado fotos con norteamericanos, colombianos, chinos y árabes, a quienes también les habla de otras actividades a desarrollar y sitios por visitar en la demarcación , especialmente el Museo del Duende, un lugar único en México que se encuentra en medio del bosque y representa toda una experiencia para los visitantes.
Eduardo no tiene experiencias personales con esos seres, pero afirma conocer a personas que los han visto o presenciaron hechos o situaciones en los que están involucrados. Él habla con los turistas, responde sus preguntas, les cuenta las historias y recomienda los recorridos que se hacen desde la zona centro del pueblo hasta esos lugares mágicos dentro de la naturaleza.
Museo de los duendes
Visitar el Museo de los Duendes, Hadas, Elfos y Trolls en Huasca es una experiencia mágica. Aquí hay mitos y leyendas alrededor de estos traviesos entes, de quienes ofrecen desde representaciones artísticas hasta objetos testimoniales de toda la región.
De acuerdo con el sitio oficial del museo, fue fundado para conservar y difundir las leyendas y creencias sobre estos seres: “surgió de la necesidad de rescatar estas historias y darles un espacio donde pudieran ser compartidas con el público, especialmente con las nuevas generaciones. Desde su apertura, el museo ha sido un punto de referencia para los amantes del folklore y las tradiciones mexicanas”.
El museo abre de lunes a domingo a partir de las 9 de la mañana y hasta las 6 de la tarde. Se ofrece un recorrido de alrededor de 25 minutos en donde privan las historias y relatos sobre esos seres y cuenta con una tienda de artesanías y un restaurante. También organizan caminatas nocturnas hacia el llamado “Árbol de los deseos”.
Algunos han compartido sus experiencias en el sitio web, como Alejandra, de Ecatepec de Morelos en el Estado de México, quien relata que al escuchar los relatos, quiso que jugaran con su cabello y salir con una trenza, “pero mi sorpresa fue otra; al salir noté en mi tobillo un pequeño mensaje que decía ‘oyes’, ahora sé que sí existen esos pequeños duendecillos juguetones”.
Otro usuario recuerda que con sus amigos jugaban en la cancha de basquetbol hasta muy tarde y eran cuestionados por los vecinos, quienes les preguntaban si no se cansaban de jugar hasta altas horas. Eso les sorprendió y preguntaron de qué hablaban, la respuesta les sorprendió: “va más de una vez, que como a la una o dos de la madrugada escuchamos risas, voces y botar el balón en la cancha. Un día escuchamos que alguien estaba votando el balón, hablaban y reían. Al acercarnos a nos dimos cuenta, que no había ni una persona ahí…”.