Los problemas presupuestales que viven los gobiernos estatales, reflejo por un lado de las dificultades para incrementar el PIB y por otro la corrupción que impera en la atención de las necesidades sociales de las comunidades donde los costos se elevan porque están implícitas las formas de malvezar el dinero elevando los costos de las obras de infraestructura o servicios de donde nacen las riquezas inexplicables de los funcionarios públicos y que determinan las características de los presupuestos que se perfilan a establecer obras innecesarias como cunetas donde ya existen o banquetas que no usará ningún transeúnte o usar materiales de mala calidad como la pavimentación que se vuelve una actividad eterna para reparar baches por la mala compactación o cubrir baches con tierra y chapopote adelgazado en lugar de grava y asfalto de alta densidad que aparece en el presupuesto con un costo mayor logrando una diferencia significativa con el costo de los materiales corrientes utilizados realmente.
Así es común que se inflen los presupuestos de lo que resulta que muchas necesidades se desatienden por falta de presupuesto y porque no están en lugares visibles.
Dos de las tareas, que tienen verdadero impacto, aunque imperceptible en lo inmediato, son las destinadas a niños y jóvenes para contribuir a la formación cultural y deportiva, acciones que transforman la manera de ver el mundo con mayor sensibilidad, y con la posibilidad de mejorar la comunidad a partir de una transformación individual duradera de por vida.
Nada más valioso que inducir a los niños y jóvenes a actividades artísticas y deportivas.
Debiéramos tener casas de barrio, casas de cultura y clubes deportivos pululando por toda la ciudad, torneos y demostraciones y más dinero para publicar obras literarias, musicales, pictóricas, y teatrales; claro para ello se requiere formar planes y programas de estudio, establecer los espacios en las mismas escuelas donde sobran salones y desde luego ir integrado las plantas docentes permanentes.
Pero lo más importante, sensibilizar y obligar a las autoridades, que a veces no son tan cultos, a que se privilegie el dinero para la cultura y el deporte, esa será la mejor inversión contra la drogadicción y la delincuencia.
