Sociedad

Tandas, una vieja forma de ahorrar que se resiste a morir

Las tandas son el segundo método de ahorro informal más popular en México; alrededor del 20% de la población que ahorra utiliza este esquema.

Han pagado útiles, fiestas de xv años y bodas, visitas al hospital y hasta vacaciones. Son las tandas, esa vieja pero confiable— forma de ahorrar que resiste estoicamente el paso generacional, la digitalización del dinero y la mala fama que le han hecho quienes, faltando a su palabra, no entregan la tanda completa.

Los mexicanos no ahorramos tanto. Apenas 66% de la población tiene algún tipo de ahorro, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024, del Inegi y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). De este universo, 58% lo hacen de manera informal; el guardadito debajo del colchón y las tandas siguen siendo las prácticas más comunes. 

Inclusión financiera

¿A quién midió la ENIF?

La ENIF 2024 es representativa de la población adulta que habita el territorio nacional. La población representada por la encuesta contempla a 94 millones 221 mil 441 personas de 18años y más, de las cuales el 54% son mujeres (50 millones 479 mil 584) y el restante 46% (43 millones 741 mil 857 millones) son hombres.

Durante generaciones, en el seno de miles de familias mexicanas se ha instruido sobre el ‘arte’ de gestionar, mover y procurar el dinero de un grupo de personas que decidió confiar en sus conocidos, antes que en cualquier banco, institución o programa gubernamental.

La práctica sigue vigente. En Facebook cientos de personas buscan la tanda más próxima o la más accesible en grupos como “Inversiones, Tandas Confiables, “Tandas & Más” o “Tandas y préstamos seguros”; este último conformado por más de 30 mil miembros.

Grupos en Facebook utilizados para buscar u organizar tandas | Captura de pantalla
Grupos en Facebook utilizados para buscar u organizar tandas | Captura de pantalla

Honestidad, la clave para organizar tandas

Ser honesta, cumplida y firme, es la trinidad con la que Mónica Martínez se rige en cada ocasión que organiza una tanda. Fue una de las principales enseñanzas que tuvo de su madre, quien “desde muy chica” la introdujo al mundo de lo que las instituciones señalan como parte del ‘ahorro informal’.

En aquel entonces, recuerda, lo hacía al modo “rústico”: desde reunir a sus participantes, repartir los números en un papel e informar los plazos de pago y de entrega. Y así, conforme a la práctica, logró hacer de las tandas una de las “miles de cosas” que hacía para obtener un ingreso extra.

“Decido hacer mis tandas porque soy una persona luchona. (...) Me gustaba salir adelante y para mí eso es un ingreso (que me permite) hacer algo más”, compartió a MILENIO.
Pese a los llamados de las instituciones financieras y del propio Gobierno para evitar participar en las tandas, por los posibles riesgos que éstas tienen como que te roben tu dinero, la realidad es que aún son uno de los métodos de ahorro más populares en México. Según la ENIF 2024, aproximadamente 20% de las personas que sí ahorran tienen su dinero en este esquema.

Los argumentos principales contra las tandas suelen ser que carecen de regulaciones, no construyen historial crediticio o hay el riesgo de que alguien no cumpla con los lineamientos.

Pero para evitar esto último, y consciente de que “nada (de ese dinero) era mío”, Mónica se enseñó a exigir a cada persona con firmeza y sin titubeos su pago en tiempo y forma, aunque eso le significara ‘meterse en problemas’.

“A veces es ‘echarme en broncas’ porque hay gente que te dice ‘No tengo’, pero yo les contesto ‘Tanda es tanda’. Yo estoy peleando por todos para que salga. Me aviento los líos para que la tanda salga”.

Las tandas sobreviven de generación en generación

El origen de las tandas es casi misterioso, pero su modelo— denominado "Asociaciones de Ahorro y Crédito Rotativo" (Roscas)— es plenamente conocido en varios países: en Camerún se le dice ‘Djangii’; ‘Chit Fund’ en India; ‘Hu’ en China, ‘Ho’ en Vietnam y ‘Equub’ en Etiopía. Mientras que en los hispanohablantes también se les refiere como ‘rifas’, ‘cundinas’ o ‘tongas’.

Por diversos factores, dichas asociaciones han representado un apoyo financiero importante para mujeres dueñas de micro y pequeñas empresas. Ejemplo de ello es Yutzy, quien a sus 23 años organizó su primera tanda para comprar una televisión para su negocio de uñas y pestañas.

“El dinero no lo teníamos a la mano y con una amiga decidimos formar una tanda con vecinos de donde yo rento”, contó a MILENIO.
(EXCLUSIVO FIDELIZACIÓN) Yutzy organizó su primera tanda para poder inyectar capital a su negocio de uñas y pestañas | Cortesía Yutzy
Yutzy organizó su primera tanda para poder inyectar capital a su negocio de uñas y pestañas | Cortesía 

Los casos de Mónica y Yutzy son el claro ejemplo de que las tandas también han resistido al paso del tiempo, convirtiéndose en un conocimiento heredado de generación en generación.

Entre las dos hay una brecha de casi cuatro décadas. Es decir, el modelo al que Mónica fue introducida en su infancia, a mediados de los 60 's, sigue vigente en la generación ‘Z’, a la cual pertenece Yutzy. Incluso, en ambos casos fueron las madres las que les enseñaron este método de ahorro que 17.5 millones de personas tenían en 2018, de acuerdo con datos de la ENIF.

En conversación con MILENIO, la joven oriunda de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, comentó que antes de ser un ingreso para su negocio, las tandas son un método eficaz para ayudarle a controlar sus gastos.

La primera a la que entró fue a sus 19 años por enseñanza de su madre: “Me dijo que era como un ahorro diario de 100 pesos. La verdad al principio no entendía". Pero poco a poco fue adquiriendo conocimiento conforme le ayudaba a llevar el control de los pagos de las tandas que abría con sus comadres y más gente de la localidad.

“Como es un poco chico el pueblo, luego se comentaba y se iban agregando. A las personas nuevas las dejábamos al último para que no nos quedaran mal”, recuerda.

¿Qué tan seguras son las tandas?

Es innegable el riesgo que una persona puede correr al participar en una tanda: desde el incumplimiento de los pagos, hasta posibles estafas. De ahí que reforzar el sentido de cooperación y la confianza se torna vital.

Mónica, por ejemplo, tiene casi nueve años organizando tandas, pues ha procurado llevar una buena administración, comunicación y transparencia en sus chats de Whatsapp. Su éxito ha sido tal que hasta los mismos participantes son quienes le piden que abra una nueva.

“La gente me sigue y me piden que hagan las tandas. A veces les digo que si quieren descansar y me dicen que no. Saben que no quieren perder tiempo”.

Y aunque Yutzy no ha recurrido al uso de tecnologías— pues lo encuentra “un poco más complicado”—, afirma que no ha enfrentado problema alguno durante los dos años que ha organizado sus tandas. De hecho, actualmente gestiona una en la que más de 20 personas aportan mil pesos a la semana: “Para eso soy muy exigente”, afirma.

Las tandas reafirman el sentido de comunidad y cooperación entre las y los participantes | Ariel Ojeda
Las tandas reafirman el sentido de comunidad y cooperación entre las y los participantes | Ariel Ojeda

Un estudio realizado en 1998 identificó que entre más de 60 participantes de tandas, sólo cuatro conocían un caso de desfalco. "Era más una excepción que una regla”, dice el documento.

Sin embargo, las y los organizadores han encontrado incentivos para garantizar la responsabilidad de sus participantes, tales como darles prioridad en la elección de su turno o abrirles la oportunidad de participar en tandas especiales.

Además, las redes sociales y la digitalización de trámites bancarios facilitan la transparencia, eficacia y seguridad dentro de este esquema de ahorro que se resiste al paso del tiempo y a las instituciones financieras.

"Las personas parecen utilizar el ahorro de forma diferente de acuerdo con su naturaleza. Las que solo tienen ahorro formal suelen tenerlo para atender emergencias (41%). Mientras quienes sólo tienen ahorro informal, lo utilizan para gastos personales (37%), lo que sugiere que éste permite mantener la liquidez en los hogares. Porcentajes similares de personas con ahorro formal e informal reportan utilizar su ahorro para la compra o mejora de sus hogares, lo cual contribuye a la formación de patrimonio", dice el Inegi.

¿Qué es una tanda y cómo funciona?

Las tandas forman parte de los sistemas informales de ahorro y préstamos más populares en México, basados en la confianza y cooperación entre un cierto grupo de personas.

Su funcionamiento consta en que cada participante debe aportar dinero en cuotas periódicas (mensuales, semanales o quincenales) a un "fondo común", el cual al final de cada ciclo se entrega a uno de los miembros.

Dicha dinámica continúa hasta que todas las personas hayan recibido su parte. Tanto el monto, como los tiempos y el orden en que cada una recibirá el fondo son estipulados antes de empezar la tanda; toda vez que las partes se comprometan a entregar sus cuotas aún cuando ya hayan recibido el ahorro total.

ASG

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