No ha sido un buen mes para el país y, por lo tanto, para la presidenta Claudia Sheinbaum. Tanto así que los ojos de los mexicanos perdieron atención a lo que desde el principio del año nos traía mordiéndonos las uñas: Donald Trump.
Marzo nos ha recordado que más allá de lo que haga, decide o amenace Donald Trump, los problemas del país persisten, resisten, aquí siguen y solo nos hacen más vulnerables a las absurdas decisiones del habitante de la Casa Blanca.
Este mes se han acumulado las cifras y reportes, así como proyecciones al futuro que hablan de que la economía no solo no anda bien, sino que viene en declive. Como siempre, los economistas debaten si ya estamos o estamos a días de una recesión, pero nadie duda de que estamos en un mal momento y no está muy claro cómo saldremos de él.
En marzo regresamos al tema que hace un par de décadas permea el corazón de tantos y tantas: los desaparecidos, el reinado del crimen organizado en ciertas zonas del país, la ineficiencia o complicidad de policías y fiscalías de todos los niveles. El rancho Izaguirre ya ha marcado este inicio de sexenio. No porque este gobierno tenga nada que ver con lo que allá se hacía, sino en la muy mala manera en que ha manejado la crisis. El espectáculo de Gertz y su tour, los tristes espectáculos en las mañaneras, el intercambio de golpes mediáticos entre la fiscalía local y la general, la manera de ofender de tantas maneras
a las madres buscadoras. Todo mal.
Por si esto fuera poco, la defensa de Cuauhtémoc Blanco de parte de buena parte de Morena en la Cámara de Diputados con el silencio de la Presidenta. Patético que el mismo partido que lleva desde el sexenio pasado incrementado los delitos con prisión preventiva oficiosa se subió a la tribuna a hablar de presunción de inocencia y a criticar investigaciones de ministerios públicos. El partido que llevó a una mujer a ocupar la Presidencia no le cree a otra mujer. Primero está el partido.
Pues sí, mal marzo. Y ahí viene abril.
En una semana sabremos qué hará Trump con los aranceles. Ya no por el fentanilo o la migración, sino por una idea comercial. Hasta donde se sabe, no serán generales y tal vez no toquen a lo contemplado en el T-MEC, pero lo que toque solo provocará que sea cada vez más difícil para el país salir del momento económico que vive, que este se alargue y se profundice. En una semana sabremos.
